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domingo, 14 de febrero de 2010

EL AYUDANTE DE MERCA Z

Para empezar quiero decirles que quiero mucho a mi marido. Lo que me sucedió fue algo totalmente imprevisto, Como todos los viernes acudí a Merca Z principal que queda cerca de mi casa. donde suelo hacer las compras de la semana. Después de las compras un joven de unos 18 años se ofreció a llevarme las bolsas hasta la casa, al llegar allí y mientras el colocaba las bolsas en la cocina, fui a orinar al baño y por el espejo noté que había una pequeña abertura y un ojo observaba nervioso a través de ella. Era el joven que me había ayudado Pensé en formar un escándalo, pero algo en mi interior me frenó y seguí como si nada. una sensación extraña me invadió, y note como se me humedecía mi chochita con la idea de pensar que alguien me estaba mirando y que estaba gozando con mi cuerpo. Decidí ofrecerle un espectáculo que no iba a olvidar fácilmente. Tras quitarme el vestido, fui quitándome el sujetador, dejándolo caer hacía adelante mientras mis grandes tetas y los sobe hacía arriba, Después, me coloque de espaldas a donde estaba mi joven espiandome y me fui bajando las tanguitas dejándole ver una fantástica panorámica de mi culazo. Incluso me abrí un poco de piernas para que pudiera apreciar parte de mi prominente vulva peluda. Mmm, estaba muy mojada, y dejé que un dedo recorriera mi rajita en un movimiento imperceptible para mi espía. Me abrí un poco más y dejé que el agujero de mi culito asomara entre la carne de mis glúteos. Me sentía como una perra, de repente oí un gemido a mis espaldas. Abri la puerta y me encontré al joven que aferraba su verga semierecta entre sus manos manchadas de semen. se había venido a gusto mirándome e incluso alguna gota de su leche descendía por la puerta.
- ¡pervertido!, le grité haciéndome la escandalizada. – Lo siento, dijo nunca esto nunca me había pasado. Aquello me hizo sentir halagada, lo había puesto tan caliente que no había podido contenerse y se había hecho una paja a mi salud, pero decidí seguir con el juego.
- te voy a denunciar a la policía. El comenzó a ponerse pálido y suplico perdón, - Bueno – dije cambiando el tono – quizá allá un modo de reparar tu falta. Mientras decía esto lo lleve a mi cuarto y me tumbe en la cama- Ya que tú te lo has pasado bien viendome, ahora es justo que sea yo la que disfrute, ¿no? y Con dos dedos me abrí mi húmeda rajita y esperé que mi admirador reaccionara. No tardó y gateando se fue acercando para comerme el chocho, mi niño. Quiero que me lo dejes limpio. pasó la punta de la lengua por mis labios vaginales y un espasmo de placer me traspasó la piel. Luego bajaba y subía su lengua, recorriendo la raja desde el ano hasta el clítoris. Yo le cogía de la cabeza y lo atraía hacía mí mientras gritaba más y más me sentía en el cielo. Mmmmm, Tras un rato y haciéndole parar me acerqué a su verga y me la introduje en la boca unos centímetros, solo el glande y pude notar como aun quedaban restos de su anterior corrida. Un semen dulce y poco espeso, muy diferente al que solía darme de beber mi marido. Me relamí y me la tragué hasta que noté sus testículos rozando mis labios. Luego comencé a chupar muy lento, notando como su verga iba creciendo en mi boca y como cada vez me costaba más respirar y tragar. Luego me abrí todo lo que pude de piernas y Agarré su verga, la más dura que nunca había tenido en las manos y la conduje a la entrada de mi cueva, y fue introduciéndose lentamente en mi interior.- Fóllame, cabrón. Rómpeme el chocho. Cada clavada me hacía ver las estrellas y le clavaba las uñas en la espalda mientras él se aferraba a mis tetas como un bebe. Mordía y chupaba al ritmo de la cabalgada que me estaba dando. Entre las fuertes contracciones del orgasmo, noté como un chorro de semen ardiente que me quemaba las entrañas y me dejaba sin respiración. Los dos nos quedamos unos instantes uno dentro del otro, mirándonos a la cara como dos chiquillos. al rato se vistió y se fue sin despertarme.

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