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miércoles, 17 de noviembre de 2010

MUY CALIENTE, MI DIMINUTA ESTUDIANTE

Me saludó con una voz muy tierna, “hola profesor, soy Fernanda, tomo clases con usted en El Santa Teresita, perdón por venir a buscarlo hasta aquí a su casa, pero quiero hablar con usted”, “Hola Fernanda, claro que se quien eres, dime ¿en que te puedo servir?”, su rostro era bello, de piel tersa y liza, tenia una estatura de aproximadamente 1.55, muy delgada, no creo que pesara mas de 45 kilos, usaba anteojos, vestía su uniforme Blanco, su falda estaba algo mas corta de lo normal dejando entrever unas bonitas piernas blancas entre su falda, “Pero pasa, adelante, toma asiento” –dije amablemente, nos sentamos en la pequeña sala quedando frente a frente -“gracias profesor, es que tengo un problema y quiero saber si me puede ayudar”, “te refieres a al examen que reprobaste ¿verdad?”, “si profesor, es eso, y quiero que me de una nueva oportunidad de hacerlo o que me dé alguna actividad para ganar algunos puntos extra”, “me extraña de ti, si eres una de las chicas mas aplicadas de la clase, pero a pesar de eso creo que no puedo hacer nada para ayudarte, sabes bien que no seria justo que te diera esa oportunidad mientras que a otras de tus compañeras que están en la misma situación no tendrán esa ventaja”, “lo sé profesor, pero necesito mucho de esa calificación, estoy dispuesta a hacer cualquier cosa para aprobar”, “¿a que te refieres con cualquier cosa?”, “cualquier cosa profesor, lo que usted me pida”, esto al tiempo que cruzaba las piernas por tercera ocasión y esta ves dejaba las piernas abiertas permitiéndome ver su lindo calzoncito de algodón,”¿Y como que propones?”, “pues que le parece algo como sexo” me quede helado y callado, Fernanda se puso de pié camino lentamente hacia mi y se montó sobre mis piernas quedando frente a frente, acercó sus labios a los míos, podía sentir con mas intensidad el aroma a fresa de su labial, su aliento tibio fue la primer cosa que tocó mi rostro, mi palpitaciones aumentaron dramáticamente, con su simple aproximación me tenia muy excitado, tenia una forma muy especial de seducirme, sus labios por fin rosaron los míos, un beso corto pero muy intenso le dio paso a uno mas apasionado, la tomé por las caderas y la espalda, disfrutaba mucho sus labios junto a los míos, mis manos recorrían sus caderas hasta sus piernas eran de una piel muy suave, el contacto era bastante agradable y en el camino de regreso, mis manos subían su falda escolar hasta la cintura, quedó a mi alcance su bonito calzón de algodón blanco en toda la parte baja y de un encaje rosa muy coqueto en la parte superior, una bonita mezcla entre dulzura y sensualidad, mi verga endurecida esta incrustada en su calzón, ella me besaba ansiosamente, mis manos buscaban la forma de quitarle la blusa, cuando por fin pude abrirla pude ver su brasier que hacia juego con el calzón, básicamente continué con los besos para después comer su cuello, bajar por sus hombros para después dedicarme a sus pechos, baje el brasier dejando esos ricos manjares a mi alcance, eran pequeños pero bien formados, algo picudos con pezones que apuntaban al cielo, me dediqué a comer de ellos,-“así profesor, sigua por favor”- decía al tiempo que se despojaba de su blusa y comenzaba a desabotonar mi camisa, volvía a jalarla por las caderas para frotar su caliente vagina contra mi verga, su pecho se unió al mío, el calor de nuestros cuerpos juntos era intenso, me tenia muy caliente, ella se deleitaba con mis labios, cuello y hombros sus manos acariciaban todo el largo de mi espalda, mi trabajo era mas extenso en su espalda, caderas piernas y busto que eran fáciles de alcanzar gracias a sus pequeñas proporciones, su cintura diminuta pareciera que estaba a punto de romperse.
No pude resistirme más, abrí mi cremallera y saque mi verga, ella intentó ponerse de pie tal ves para sacarse los calzoncitos, yo lo impedí tomándola por su diminuta cintura, solo hice de lado su ropa interior, ella me detuvo diestramente con una mano y con facilidad colocó un preservativo que nunca supe de donde lo saco, acto seguido puso la punta de mi verga en la entrada de su mojada vagina y clavé en un solo movimiento mi verga hasta el fondo de su vagina, sus manos se apretaron en mi espalda, -“si profesor, eso quiero”, sus palabras en mi oído hacían hervir mi cabeza, la intensa lubricación de su interior me confirmaban que aquellas palabras eran verdad, la tome por la cadera y la incrusté con fuerza haciendo que mi verga llegara un poco mas en su interior, escuché un delicioso gemido, fácilmente me puse de pie con ella unida a mi cuerpo, en esa posición afloje un poco las manos dejándola prácticamente suspendida de mi verga, ella me besaba con mas pasión “házmelo profe, hazme tuya”, se abrazó a mi torso con sus piernas, sus brazos hacían lo mismo en mi cuello, ahora estaba mi verga hundida en ella al máximo, empecé a balancearme hasta lograr unas rítmicas embestidas, la tomé por las nalgas para elevarla un poco mas y después dejarla caer en mi verga violentamente, ella tomó el ritmo rápidamente y se sincronizaba al mío, cada ves que iba a caer ensartada se abría a tope y unas ves ensartada apretaba su vagina haciéndome gozar como loco, podía verla por el espejo, era una imagen de ficción, Gracias a lo ligero de su cuerpo era una labor sencilla coger en esa posición, estuvimos así por cerca de una hora, sin mentir, esta sesión es una de las mas largas que he tenido, nuestros cuerpos estaban completamente empapados de sudor, incluso era difícil mantenerme agarrado a sus nalgas firmes que se resbalaban por el sudor que escurría por su espalda, lo mismo sucedía con sus manos en mi cuello, ambos gozamos como pocas beses, por lo menos yo si lo hacia, y creo que después de que su cuerpo se estremeció en mas de tres ocasiones seguido de un abundante flujo de aroma dulce de su vagina, ella disfrutaba como yo, no pude mas y me semen salió en calientes chorros violentos que apenas pudieron ser contenidos en su pequeño interior, estaba exhausto, nos desplomamos sobre el sofa quedando esta ves yo sobre ella, mi verga todavía seguía dura en su interior y ella movía traviesamente las caderas en círculos mientras que acariciaba mi espalda y mordía el lóbulo de mi oído,-“entonces profe, ¿cree que he aprobado el examen?”-“si claro, y lo has hecho con honores”- respondí aun exhausto, seguí besando dulcemente mi cuelo y mis hombros –“que bueno profesor, por que lo reprobé a propósito solo para que usted pudiera hacerme suya como hoy lo ha hecho”. Una mujer diminuta inversamente caliente que jamás olvidaré.