Mi Suegrita

Un fin de semana Mi esposa me llamo y me pidió que fuera a ver como estaba Mi suegra. No con muchas ganas, fui hasta su casa y entré avisando que había llegado. Me acerqué hasta su dormitorio y allí esta ella con un camisón de vieja, como digo yo, y le pregunté si necesitaba algo, me dijo que no y me iba cuando me pidió si podía alcanzarle un medicamento que se le había quedado en el baño. Cuando fui vi colgada en la ducha un tanguita hilo dental que sin saber cómo a los segundos estaba frente a mi nariz buscando encontrar los olores de mi suegrita. Me la imaginé con ella puesta absolutamente convencido que se perdería dentro de sus nalgas y noté que estaba con la verga durísima. Traté de disimular lo mejor posible volví al cuarto donde estaba ella y a trasluz pude ver su pechos sueltos dentro del camisón., al pasarle la pastilla me apoyé sobre ella haciéndole sentir mi ropa contra su cuerpo. Para mi sorpresa no se ofendió, la conversación se centró en mi mujer, etc. En un momento ella me dijo si podía preguntarme algo. Le dije que sí, que preguntara sin temores. – cuando entraste tenias el pene parado- ¿qué pasó? Solo atine a decir que si le había molestado le pedía disculpas. Muy por el contrario me dijo que ella se había sentido excitada también, Le dije que ella era aún joven y hermosa para conseguir pareja, me respondió que no, que eso no lo haría jamás y me comentó que sabía que yo era muy bueno e incansable en la cama porque se lo había contado mi esposa. y sin mediar palabra se acercó y me dio un beso. Le acaricié el cuerpo y saqué su camisón que dejó al descubierto unos pechos enormes con unos pezones inmensos. Comencé a chuparlos hasta dejarlos durísimos, me saqué la ropa, la hice sentar en la cama y le puse mi miembro al alcance de sus labios, comenzándome a dar una mamada inolvidable que culminó con su boca llena de leche. Le devolví el placer retirando su tanguita y chupándole la concha hasta sacarle un orgasmo que la dejó saciada. Descubrí que, como mi esposa, ella era multi orgásmica y tuvo tres placeres antes de que yo me vaciara por completo en su conchita. Me agaché y lamí mi leche dejándola bien limpia. Fui hasta la cocina y traje aceite y me dediqué a lubricar su agujero hasta que podía meter mis dedos con facilidad, demás está decir que eso le provocó un orgasmo que hizo que su concha nuevamente estallara en jugos. Empecé a penetrarla por el culo y después de algún esfuerzo y gritos de mi suegra metí toda mi verga dentro de ella empezando a partirle la cola. Ver esas nalgas me motivaron a darle duro y se la dejé muy roja. Le dije que era la mejor de las putas y ella me dijo que nunca la habían penetrado por ahí. Le aclaré que de ahora en más nuestros encuentros sería más seguidos y que su cola iba a ser recompensada por tantos años de abstinencia