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viernes, 12 de febrero de 2010

MARICA YO, TE EQUIVOCASTE

Yo trabajaba de administrador en una discoteca Tumaco, Camila era cliente asidua todos los viernes y sábados y por lo tanto nos saludábamos con cierta familiaridad, Un día Camila me pregunto que si era marica, porque dices eso, siempre te saludo y nunca te he visto molestando a nadie es por respecto, atine a decir, usted es un Bobo Yo con ganas, con amor y con hambre. – eso hizo que me calentara y dije pruebe a ver si soy bobo o marica – hágale me dijo en tono desafiante, espérese le voy a decir al jefe que me siento mal, que me quiero ir a mi casa, cuando tú me veas salir me sigues y verás como nos quitamos las ganas los dos.- Dicho y hecho, apenas me despedí cuando ya estaba Camila en la puerta junto a mi, me hice el disimulado y caminé hasta mi vehiculo, y nos fuimos a un motel, allí me acosté y dije me gustaría que me hicieras un strip tease para poder admirar tu cuerpo en todo su esplendor. Hay que decir que la chica tenía talento, puse en el televisor un canal de música romántica, y al compás de la música Camila se movía con una cadencia, con una sensualidad, ondulaba sus caderas ampliamente y subía y bajaba su culo, con sus manos recorría su cuerpo de arriba a abajo, las ponía en su cabello y bajaba acariciando sus hombros, enseguida tomaba sus pechos acariciándolos en toda su extensión, continuaba el recorrido por su vientre hasta posar las manos en sus caderas, luego las iba cerrando lentamente por sobre su sexo haciendo al forma del triangulo perfectamente, a continuación recorría sus piernas por dentro y por fuera hasta los tobillos, todo esto sin dejar de mirarme fijamente, con los labios entreabiertos y mirada cálida, lo mejor fue cuando se ponía de espaldas, con un azote suave pero fuerte se tomaba sus nalgas y las abría mientras se iba agachando mostrándome una espectacular vista de su trasero, y casi al terminar cuando ya se había despojado de su tanga, la vista de su rajita cubierta por unos vellos muy recortados era para morirse. Justo al final de la canción y cuando estaba en esa posición, metió dos dedos en su vagina, , acto seguido se acercó hacia mi poniendo sus dedos cerca de mi cara, los que procedí a chupar golosamente, deleitándome con el exquisito sabor que siempre se desprende de una vagina caliente, Agradecí el espectáculo con una sonrisa y una caricia en sus nalgas, – bueno – le dije – ahora me toca hacer a mi, – la recosté en al cama y me despojé de la ropa quedándome solo con el bóxer, abrí sus piernas y me puse encima de ella, comencé besando su oreja, deslizándome por sus mejillas hasta sus labios repitiendo esto varias veces, hasta bajar a sus senos que mame como niño, después coloqué mi cara entre sus piernas y mi lengua entraba en el interior de su conchita primero de forma lenta y luego cada vez más rápida, en un par de ocasiones bajó sus manos para apretar mi cabeza contra su pelvis, Camila se movía de forma incontrolable, y aprovechando la ocasion le metí el dedo índice de un solo empujón en el culo, ese fue el detonador del primero de varios orgasmos que la hicieron moverse y manotear como una posesa en la cama, así estuvo gritando y retorciéndose durante más de un minuto, ya que yo no le sacaba el dedo de su cola ni dejaba de lamerle el clítoris, hasta que no aguantó más y me empujó violentamente separándome de ella. – Eres un loco – dijo Camila cuando se recuperó un poco – casi me dejas seca, me hiciste venirme como diez veces, y eso por que te quité si no me vengo otras diez, – ¿y que no era eso lo que querías, no que traías muchas ganas? La jalé hasta que sus nalgas quedaron a la orilla de la cama, me situé en medio de ella y me puse el condón, levanté una de sus piernas colocando su tobillo en mi hombro, ella quedó un poco de lado en la cama y así en esta posición logré que la penetración fuera lo más profundo posible, mi pene se deslizó suavemente en su hambrienta conchita, el mete y saca fue casi casi glorioso, tanto así que tuve que hacer soberanos esfuerzos para no terminar inmediatamente, y aparte de todo Camila movía sus caderas como en circulo, eso sumado a lo rápido y profundo que le estaba metiendo y sacando la verga hicieron que solo aguantara unos cinco minutos y terminé depositándole una gran cantidad de leche; afortunadamente con las ganas que tenía de verga esta mujer, Camila terminó al mismo tiempo que yo y así no me vi tan mal.
Ahora si me cansé, papito – decía Camila – como dije no te hagas la pendeja lo quiero es darte por el culo para que no jodas con que soy marica… Ahí si como que se asustó y me dijo – no papi, por ahí no, mi marido lo ha intentado varias veces y siempre me lastima, te hago lo que quieras pero eso no, es que de veras duele mucho. – Mira, a lo mejor tu viejo no ha sabido dilatarte bien y por eso te duele, déjame intentarlo con cariño y suavidad y si aun así te duele mucho le paramos y no pasa nada, – está bien, con mis manos llenas de sus fluidos empecé acariciar su ano cuando sentí que estaba preparada comencé a introducir dos dedos ahí si sentí que le dolió un poco, aumenté las caricias al interior con lo cual al incrementar su placer relajó un poco su esfínter y pude seguir metiendo mis dedos hasta tenerlos totalmente dentro de ella, separaba los dedos lo más que podía mientras los metía y los sacaba consiguiendo una dilatación considerable. Ya estaba lista, la puse en cuatro, bajé mi mano y comencé a acariciar su clítoris, logrando que se fuera excitando y muy pero muy lentamente empecé a meter mi verga por el anhelado culo, con la dilatación que había logrado fácilmente pude meter la punta y al seguir empujando empecé a sentir la presión de su recto, la saqué un poco y lubriqué con sus jugos vaginales que afortunadamente eran muchos y volví a la carga, durante más de 15 minutos estuve haciendo lo mismo, empujar un poco y volver a lubricar y en cada ocasión podía meter mi verga un poco más, apenas sentí que se relajó un poquito se la dejé ir toda de un solo golpe, Camila soltó un intenso quejido e intentó zafarse pero la detuve junto a mi sujetándola con las dos manos, solo era cuestión de esperar un minuto o dos para que se acostumbrara y el dolor pasara, poco a poco Camila dejó de luchar y yo empecé a moverme dentro de ella, ahora si que lo estaba disfrutando cada vez entraba y salía con menos dificultad, Camila también empezó a moverse al ritmo que yo le estaba marcando, y después de un rato sentí que otra vez se estaba viniendo porque apretó su culo de forma que hasta me dolió la verga…Terminó de venirse y yo seguía bombeando ya llevábamos más de 25 minutos así (cuando me empezó a llegar el orgasmo, le di tres fuertes embestidas y le llené el culo de leche …
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